Queremos que las naranjas de Carcaixent sean reconocidas en todo el mundo. Como el turrón de Jijona o el plátano de Canarias. Por su calidad. Porque representan la tradición y cultura de nuestro pueblo. Y porque...

...están buenas que te cagas!

¡Somos cuna!

La pasión por la agricultura se combina con la conservación de nuestra estimada herencia cítrica. Dedicados a la promoción y preservación del patrimonio único que nos define: la naranja, símbolo de nuestra identidad.

Comprometidos con compartir nuestro conocimiento y cultivar un futuro donde la cultura, la naturaleza y la agricultura coexisten en armonía.

Compromiso
ambiental

La pasión por la agricultura se combina con la conservación de nuestra estimada herencia cítrica. Dedicados a la promoción y preservación del patrimonio único que nos define: la naranja, símbolo de nuestra identidad.

Innovación
y tradición

Una tradición que ha pasado de generación en generación, pero siempre mirando por la innovación en las técnicas de cultivo y en el procesamiento de la naranja que nos permite mejorar la calidad y el sabor que nuestro nombre representa.

Comunidad
y cultura

Compartimos la cultura rica y diversa que la naranja ha creado a nuestro alrededor. Desde acontecimientos comunitarios hasta programas educativos, transmitiendo la pasión por la tierra y lo que esta nos proporciona.

¿POR QUÉ NARANJAS DE CARCAIXENT?

Porque Carcaixent es la cuna de la naranja. Allá por 1781, un rector, un boticario y un escribano plantaron en la partida de la Balsa del Rey de Carcaixent el primer campo de naranjos con el objetivo de comerciar con ellos. Muchos vecinos y agricultores de pueblos vecinos los siguieron. El resto, es historia.

tradición - sabor - calidad - sostenibilidad -

Han pasado más de 200 años desde los primeros cultivos de naranjas en Carcaixent. Y podemos decir orgullosos que Carcaixent continúa oliendo y haciendo gusto de naranja.

Nuestras naranjas son recolectadas en el momento adecuado y punto óptimo de maduración, dependiendo de su variedad. Por eso su sabor.

Carcaixent y sus labradores, han sabido adaptarse a lo largo de los años a grandes retos. Tanto es así que hicieron el azud de Antella y llevaron el agua al término, para regar nuevos campos. Siendo los pioneros con estas infraestructuras y en el cultivo de la naranja.

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